15 agosto 1995

Cuba    -  Agosto 1995 


Viaje de parejas y cuñaos a esta preciosa isla del caribe, que en estas fechas todavía vivía sumergida en la penuria. Con mucha valentía fuimos por libre y así conocimos la realidad del país. Eso nos costó pasar algunas jornadas de verdadera escasez de comida, que solucionamos con aguacates silvestres que cogía nuestro chofer y arroz con frijoles negros.


En Santiago, mucho mas pobre que La Habana, estuvimos apenas tres días. Conseguimos cenar en la Maison y allí repusimos fuerzas a la vez que vimos un desfile de modelos. Negociamos con un taxista para que nos llevara a Guardalavaca, en la costa norte de la isla, donde nos esperaba un hotel en condiciones, el Meliá Sol Río de Luna, regentado por un amigo de Vitoria, y ahí sí que estuvimos bien. En el viaje por el interior de pudimos comprobar la verdadera situación de la gente de a pie que, con una economía autosuficiente, subsisten sin esperanza de progreso. Eso sí, la amabilidad y el buen humor no les faltaban. 


En Guardalavaca disfrutamos de sus playas, del buceo y del relax del sitio. Sufrimos mucho por las discriminaciones de que eran objeto nuestros choferes locales, pues les vetaban la entrada a muchos sitios guays, que eran solo para turistas. Las jóvenes cubanas se ofrecían  para hacernos "compañia" sin pedir nada a cambio. Incluso animadas por su novio. ¡Alucinabamos!


Ya descansados y bien alimentados nos dirigimos a La Habana. Hermosa ciudad, llena de historia y de gente que se busca la vida con el turismo. Nos alojamos en el Habana Libre, el mejor en esa época pero con muchas carencias. Conocimos a Denís, un joven que nos hizo de guía en la ciudad. ¡Como le gustaba la leche!. Siempre pedía que le dejaran la jarrita pero nunca lo conseguía. Se sabía todos los trucos para entrar gratis a los sitios. 

Visitamos sus coloridas calles, los monumentos, el malecón el fin de semana, tomamos daiquirí en el Floridita de Hemingway, cervezas en la Bodeguita del Medio, espectáculo en el Tropicana o la discoteca Ache, que explotó en abril de 1997 y varias corralas donde al son cubano bailaba la gente de allí. Comimos como pudimos en los "paladares" recomendados y disfrutamos mucho con la amabilidad de su gente.


Los preciosos "carros" americanos restaurados con cualquier invento te movían por la ciudad y alrededores por unos pocos dolares. Daba pena ver el deterioro de una ciudad que en los años veinte tuvo que ser tan hermosa como París.


Compramos una tacada de puros y por supuesto nos la metieron doblada. Con todos los sellos oficiales, pero falsos...

En el aerepuerto, al haber overbooking, nos ofrecieron quedarnos una semana mas y con el alojamiento pagado. Pero por el trabajo no pudimos hacerlo. Una pena...


Las fotos son bastante malas, son escaneadas y la cámara no era buena. Pero es lo que hay...

Creo que es Santiago.






En la terraza del Meliá Santiago.


















Nuestro Taxi y guía local.


Playa de Daiquiri.


Ese día apenas comimos unos aguacates.


La música siempre presente.


     Estuvimos en algunos clubs con piscina.

Solo para turistas.




De camino a Guardalavaca, paramos en una finca de vacaciones de Fidel.



Pero no pudimos tomar nada.



Y llegamos a Guardalavaca y a su precioso Meliá Sol Río de Luna. 




Lo primero unas cervezas bien frías.



Y luego un buen baño.



























La playa preciosa



¡Con actuaciones improvisadas!





¡Qué relax!





Comprobando los equipos de buceo.




Un invento la instamatic sumergible.





Y al mar...

Todo el equipo. Solo 12m, no nos dejaron mas abajo.





El fondo una pasada, aunque no se aprecie en las fotos


Luego nos arrimaron a la playa y hala... a ir nadando.






Otro día fuimos de excursión a Cayo Saetía.

El autobús ni tan mal.


El helicóptero daba como mas miedo... jeje.






El hotel desde el aire.

Llegando a Cayo Saetía.


Estuvimos en un centro de recuperación de delfines,
donde nadamos con ellos.






Alguna se echó un ligue...


Salimos de pesca.

Hicimos snorkel en el atolón.
Pero habia mucha corriente.


Y luego a pescar.

Pero no picaban.


Menos Juanjo, que pilló una barracuda de buen tamaño despistada... Un éxito.

Foto con el trofeo.

Y de vuelta a tierra.


A pasar la tarde en la playa.









Y ver atardecer.



Y llegamos a la Habana.
El eterno Che.

Con Denís... Yo pensaba que era un escolar y tenía 25 años.
Nos acompaño todos los días. 
Viendo un invento, donde exprimían la caña de azucar.






En el museo de carruajes.


Palacio de la Lotería.



Fidel y la revolución, siempre presente.



Y esto es todo...